domingo, 7 de abril de 2013

Círculos viciosos en el dolor crónico


Círculos viciosos en el dolor crónico

Los intentos de eliminar el dolor crónico nos pueden llevar   a entrar en círculos viciosos que no solamente no solucionan el problema, sino que lo empeoran. La ruptura de estos círculos es uno de los objetivos   prioritarios de la intervención del psicólogo en el tratamiento del dolor.
1. La lucha contra el dolor se libra en nuestro propio cuerpo  y en él generamos cambios para conseguir Disminuirlo. Así, modificamos   nuestra respiración, nuestra postura o incrementamos la tensión     muscular lo que nos ayuda muchas veces a soportarlo. Pero cuando el dolor   es crónico estas conductas mantenidas largo tiempo acaban incrementando  el problema y amplían el impacto del dolor, así nos contracturas musculares y problemas de dolor en zonas cercanas. Son reacciones  automáticas; pero no por ello menos dañinas. Intentan controlar el dolor, pero en realidad nos lo producen más, entrando en un círculo  vicioso del que es difícil salir.
2. También hemos visto como una lucha que fracasa contra  el dolor crónico nos lleva a un estado de ansiedad y de depresión     que a su vez potencian las sensaciones dolorosas, porque nuestro estado las  hace más insoportables con lo que el dolor aumenta y hace que nos esforcemos  más y que el fracaso sea más importante. Estableciéndose     así otro círculo vicioso.
3. A veces el dolor tiene ganancias secundarias cuando nos     evita hacer determinadas cosas que no nos gustan o conseguimos atención     de las personas queridas. Pero estas esas “ganancias” son una     trampa mortal, porque están deteriorando nuestras capacidades personales   y limita nuestras relaciones personales de manera determinante. Además,     no nos permiten olvidar el dolor y dedicarnos a otra cosa y por tanto nos     impiden superarlo.
4. Los cambios sociales derivados de nuestra nueva situación     incrementan notablemente el estrés. Si queremos mantener nuestra actividad     necesitamos más esfuerzo. Si no lo hacemos podemos perder nuestra posición     económica, pero los esfuerzos más allá de nuestras capacidades     nos llevan al incremento del dolor en un círculo vicioso adicional.
5. Si no encontramos remedio a nuestro dolor porque la ciencia     y la medicina son limitadas, la búsqueda de una vida sin dolor nos     puede llevar a abandonar un tratamiento adecuado y de nuevo nuestro afán     por mejorar nos lleva a empeorar.

El psicólogo en el tratamiento del dolor crónico

El problema no es que haya dolor crónico, sino que este   arruine nuestra vida ocasionándonos problemas de pareja, de trabajo,   de amistades y tiempo libre, de ansiedad, depresión, insomnio, etc. y   que lo haga porque hemos caído en alguno de los círculos viciosos   que se han señalado.
Para salir de esos círculos hay que darse cuenta que estamos   ante una situación que no se puede cambiar y que la aceptación   es el único camino:
  • Aceptación es no hacer nada para evitar, dejar     de hacer todo lo que no sirve: desmontar los círculos viciosos y potenciar     el tratamiento médico adecuado.
  • Aceptar es abrirnos a experimentar los sucesos y las     sensaciones completamente, plenamente y en el presente, como son y no como    tememos que sean.
  • Aceptar es tomar conciencia de las limitaciones que     conlleva el dolor crónico.
  • La aceptación abre el camino al compromiso. A     seguir haciendo aquello para lo que valemos de acuerdo a nuestras capacidades,     aunque esto signifique que tenemos adecuar nuestras metas a nuestras capacidades     limitadas por un dolor crónico.
  • Aceptar no es quedarse con el sufrimiento que se      tiene,     la aceptación disminuye el sufrimiento e incluso inicia proceso psicofisiológico     de la habituación, por el que el dolor se hace más tolerable     porque nos habituamos a él. Habituándonos a las sensaciones  disminuye la ansiedad, el miedo y la depresión, tendremos menos sensaciones    asociadas al dolor y continuaremos comprometidos con un nuevo papel social    con valores propios
Pero aceptar el dolor, abrirnos a su experiencia es muy duro y   puede precisar de una terapia psicológica. Supone que la persona tiene   que incorporar en su propio autoconcepto la nueva incapacidad de controlar el   dolor y las limitaciones que tiene y pese a ello encontrar un sentido a su vida.   Por eso la terapia de aceptación y compromiso proporciona una visión   más amplia del mundo en la que cabe la inevitabilidad del dolor.
Hoy día la terapia psicológica cognitivo conductual   tiene suficientes herramientas para poder enfrentarse con éxito a esos   problemas. Son técnicas que han mostrado su eficacia de forma científica.   Por citar algunas:
  1. La relajación y el biofeedback nos enseñan     a dejar tensiones dañinas en nuestro cuerpo. La meditación junto     con la relajación, la respiración y el biofeedback nos permite     no seguir automáticamente nuestros impulsos que nos llevan a caer en     uno de los círculos viciosos.
  2. Distraerse del dolor es un consejo muy a mano; pero    realizarlo no es nada fácil y puede ser necesario un entrenamiento     profundo que requiere técnicas especiales.
  3. Las técnicas cognitivas como la reestructuración,   la terapia racional emotiva, etc. nos ayudan a enfrentarnos con nuestros pensamientos     y sentimientos de forma racional y de manera más eficaz.
  4. Las técnicas operantes de potenciación  de actividades permiten recuperar al límite actual nuestras capacidades.
  5. La hipnosis es otra herramienta que incide directamente     en los mecanismos psicológicos de percepción del dolor.
  6. Las técnicas de asertividad y el entrenamiento   en habilidades sociales permiten enfrentar los cambios sociales derivados     de las nuevas limitaciones asociadas al dolor crónico.
La psicoterapia cognitivo conductual ha demostrado científicamente     su eficacia en el tratamiento del dolor crónico por medio de ensayos clínicos controlados. También ha demostrado ser el tratamiento  de elección en problemas de ansiedad y depresión, que son consecuencia del dolor y a su vez incrementan sus efectos.

Intervenciones con participación mínima de un   psicólogo

Tenemos la idea de la terapia psicológica como algo interminable   que es costosa en tiempo y dinero y de resultados inciertos. Sin embargo, las   técnicas cognitivo conductuales son eficaces, simples y estructuradas    y cada vez se perfeccionan más, con objeto de que la intervención  del terapeuta sea mínima. Se pueden ver más detalles de un programa  de estas características en español en elCurso   Terapéutico de Aceptación. Consiste en un curso a distancia   y autoaplicado dirigido a descubrir y potenciar nuestra capacidad de aceptación  de nuestras propias sensaciones por muy desagradables que sean, mientras  nos comprometemos con nuestros valores más importantes de acuerdo con  nuestras limitaciones.
En este curso se incluye el aprendizaje de técnicas de   relajación, de respiración, un entrenamiento intenso de concentración   en el presente, para poder aceptar las sensaciones que se asocian al dolor,   y finalmente llevar nuestra conciencia a su plenitud potenciando nuestra capacidad   de darnos cuenta de los procesos psicológicos que ocurren en nuestra   vida para poder situarlos en su justa medida. Se enseña a no actuar   descontroladamente ante el dolor y, desde la no acción, poder deshacer    los círculos    viciosos mencionados antes. No hay que olvidar que este curso es limitado,  si bien posibilita el aprendizaje de filosofía   de enfrentar la vida de forma plena y compatible con el dolor, no está diseñado   para los problemas particulares de cada cual, que si son lo suficientemente   grandes pueden requerir una terapia psicológica.
Una terapia psicológica es un proceso de cambio profundo,   es un camino que hay que recorrer bajo la guía de un terapeuta entrenado   y que nos descubre nuevas perspectivas para poder vivir más plenamente.

Si su dolor tiene un componente psicológico.

Todo dolor tiene un componente psicológico. De hecho la   definición dada por la Asociación Internacional para el Estudio   del Dolor es:
El dolor es una experiencia sensorial y emocional desagradable,   asociada con una lesión presente o potencial o descrita en términos   de la misma.
Y en ella se incluye de forma explícita el componente   emocional, y por tanto psicológico, del dolor.   Pero cuando alguien nos dice que nuestro dolor tiene un componente psicológico   nos están transmitiendo connotaciones negativas e ideas erróneas.
  1. Parece que implica que no es real, que solamente está  en nuestra cabeza, pero el sufrimiento psicológico es peor que el físico     y tan real como él. Se siente en el cuerpo con tanta intensidad o más   que el dolor asociado a un daño físico.
  2. Parece que estuviera en nuestras manos quitárnoslo,  que solamente hace falta querer, “fuerza de voluntad”. Pero hemos     visto que no se puede luchar por las buenas contra el dolor y menos todavía   contra la componente psicológica del dolor. Que es un proceso complejo  que pasa por la aceptación de algo tan desagradable y amenazante como  el dolor crónico lo que nos coloca ante retos personales trascendentes  que pueden necesitar un trabajo terapéutico profundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario